Estudio dice que uno de cada cinco alumnos que rinde el Simce es resiliente
El objetivo de la investigación, cuenta Sonia Salvo, académica de la U. de la Frontera, quien está a cargo del proyecto, fue identificar por qué algunos estudiantes tienen mejor desempeño académico que otros, pese a encontrarse en las mismas dificultades socioeconómicas y culturales.
Para ello, Salvo estudió los resultados de la prueba Simce de cuarto básico, desde 2005 a 2015, además de analizar las pruebas de contexto que se le realizan a alumnos, padres y profesores, y concluyó que al menos un 20% de los estudiantes son resilientes. Esta cifra, si bien es baja en comparación a países desarrollados -que alcanzan un 40%-, ha venido subiendo desde 2008.
El alza del buen rendimiento académico de los alumnos resilientes, es decir, aquellos que tienen buenas calificaciones a pesar de vivir en ambientes adversos, se relacionó con las variables presentadas en las pruebas de contexto del Simce, como la autoeficacia, violencia en el colegio, clima en el establecimiento o discriminación.
Un alumno resiliente, explica Salvo, es aquel que tiene la capacidad de sobreponerse y superar las situaciones de vida adversas. Son niños positivos, que tienen interés en alcanzar sus metas en el colegio y que sienten la confianza para poder contar sus problemas o dificultades.
Además, Salvo explica que para lograr un buen desempeño escolar hay que partir desde los primeros años, cultivando la confianza, incentivando a los estudiantes a crear y a ser independientes. “Estudios de neurociencia apuntan que los mayores impactos en el rendimiento surgen desde que el niño nace hasta cuarto básico. Si se trabaja adecuadamente, el impacto va a ser mucho más alto en su futuro. El problema es que la educación en Chile tiende a estandarizar todos los procesos, piensa que todos los niños son iguales y por eso enseñan igual para todos”, agrega.
Es por esto que, con los resultados obtenidos, presentarán una propuesta al Ministerio de Educación para mejorar el rendimiento académico de aquellos niños que, en las mismas condiciones, no logran los resultados esperados. “Hay desconocimiento. Este es el único estudio en Chile en 10 años. No hay una política pública que potencie la parte afectiva y de buenos climas escolares y trabaje con la comunidad educativa: padres, profesores y estudiantes. Se necesita una política pública orientada a estas variables más transversales, más emocionales”, asegura.
Niñas vs. niños
Otro dato que arroja el estudio es la comparación entre niños y niñas resilientes. La conclusión es que las niñas tienen un mejor rendimiento que los hombres en casi todos los ámbitos medidos. La investigadora dice que esto se puede explicar porque -según algunas investigaciones- antes de la pubertad las mujeres tienen más características resilientes. Sin embargo, después de los 12 años, el hombre pasa a ser más resiliente debido a que cambia la estabilidad psicoemocional de las mujeres.
El único aspecto en que los niños estuvieron, en este estudio, por sobre las niñas es el desempeño en matemática.
“En Latinoamérica aún existe una cultura machista. Si ves el porcentaje de mujeres ingenieras hasta cinco años atrás, era muy bajo, se les miraba mal. Hay una discriminación para la mujer en el sentido de pensar que no sirve para los números, aunque yo creo que de aquí en adelante esto se podrá revertir, pero no es que no tengan las mismas capacidades, sino que hay una predisposición psicológica de la cultura que hace tener estos resultados”, explica Salvo.
A pesar de las diferencias académicas entre niños, niñas, resilientes o no, Salvo reitera que es fundamental “fomentar la autoestima en los niños, autoeficacia, la confianza. Tener colegios con buen clima, con profesores cercanos a los estudiantes, que no se les vea como un superior, que dentro del establecimiento los académicos se distribuyan el liderazgo. Estos climas promueven a los estudiantes a ser resilientes”.
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